Comentario
Entre 1951 y 1957 Max Bill dirigió en la ciudad alemana de Ulm la Hochschule für Gestaltung, institución dedicada a la formación en el diseño industrial que trataba de recuperar el modelo de la Bauhaus con criterios más pragmáticos. Fue ésta una de las iniciativas más claramente bauhausianas de la posguerra, pero las imitaciones parciales o sesgadas del modelo de enseñanza artística promovido por la Bauhaus han sido incontables hasta nuestros días. Especialmente en los Estados Unidos, que se beneficiaron con la inmigración de la mayoría de los que fueron docentes de la Bauhaus, cundió el ejemplo de esa escuela alemana para la formación de artistas y diseñadores industriales.La Bauhaus debe su prestigio a su intrépido y eficaz programa de formación artística y a la calidad de sus enseñantes. Su creación y concepción se debe a Walter Gropius (1883-1969), a quien Henry van de Velde encargó la reforma de la Escuela de Artes y Oficios de Weimar, que él había creado. Esta reforma dio origen a la Staatliches Bauhaus. Gropius había sido miembro de la Werkbund, institución de larga vida, que nació en 1907 por iniciativa de H. Muthesius con el patrocinio de grandes empresarios alemanes, y cuyo fin fue el perfeccionamiento del diseño industrial, entre otros medios creando talleres de formación. Trabajó con el gran patriarca de la arquitectura moderna, Peter Behrens (1868-1940), y después de la guerra se incorporó a la organización Novembergruppe, dominada por artistas y arquitectos revolucionarios, estéticamente vinculados al expresionismo, que quisieron llevar a efecto una nueva encarnación artística de la utopía.El concepto de Gropius para la Bauhaus se fundamentaba en dos instancias prioritarias. La primera radicaba en un ideal de creación artística guiado por el paradigma de la obra colectiva, de la obra total en la que confluían todas las artes. En este sentido se trataba, nuevamente, de un proyecto artístico integral. El segundo distintivo viene marcado por el énfasis en la formación artesanal no especializada. Al igual que en otras iniciativas anteriores, desde el movimiento Arts and Crafts, el temor a un desarrollo deficitario de la integridad creativa de artistas y diseñadores bajo la presión del desarrollo tecnológico llevó a la Bauhaus a supeditar sus programas a un aprendizaje manual suficientemente completo y eficiente. Aparte de los muy valorados cursos elementales, la Bauhaus creó talleres de alfarería, ebanistería, pintura, escultura, vidrio, tejido, teatro, metal, encuadernación, impresión... por los que tenían que pasar todos los educandos durante su formación. Con ello se consiguió una gran capacidad práctica y de adaptación en los que cursaban la diplomatura.La historia de la Bauhaus fue breve y multiforme, sometida a diversos vaivenes. La falta de aprecio por parte de la opinión pública la obligó a ser una institución contra corriente. Fue además víctima de diversas atrocidades. Sistemáticamente perseguida por los nazis desde los poderes locales, fue definitivamente clausurada cuando éstos se hicieron con el gobierno central, en 1933. Gropius estuvo a cargo de la dirección hasta 1928, pero ya en 1925 la escuela tuvo que abandonar Weimar, donde los nazis habían ganado el gobierno municipal. Entre 1926 y 1932 la Bauhaus fue acogida en Dessau, hasta ser expulsada nuevamente tras la victoria de los nacionalsocialistas en las elecciones locales. Berlín fue la última sede, donde no llegó a sobrevivir un año.El sucesor de Gropius en la dirección fue otro arquitecto, Hannes Meyer (1889-1954), cuya dimisión no se demoró más que hasta 1930. Le sustituyó Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969). Pero el sino de la escuela fue cambiante también a causa de otros factores, especialmente algunos cambios de profesorado. Siguiendo el impulso del Werkbund, entre los primados de la Bauhaus estuvo siempre el contacto con la industria y la proyección de los talleres en la práctica de la producción industrial. Pese a la acentuación de los valores del oficio artesanal no se obviaban las posibilidades de perfeccionamiento de los productos mediante nuevas tecnologías. El objetivo de la construcción que puso de relieve Gropius desde un principio, implicaba la integración de los trabajos de la Bauhaus en la sociedad industrializada. Pero prácticamente hasta 1923, cuando empezó a introducirse en la escuela el discurso del constructivismo internacional, no se afianzaron los intereses funcionalistas y la confianza en el diseño mecanizado.